EL VENGADOR DE LA CAMISA PLANCHADA
Alberto nunca había sido un héroe, ni siquiera en sus mejores días. Era un hombre común y corriente, con una barriga incipiente, canas que asomaban sin pedir permiso, y una resignación a la vida que casi podía considerarse un arte. Pero el amor de un padre es capaz de transformarlo todo. Hasta al más ordinario de los hombres lo convierte en un vengador de película clase B, aunque su capa huela a agua de colonia barata y su valentía esté hecha de pura terquedad. La historia comienza la noche de Halloween, cuando su hijo Andrés, un joven de 19 años con más entusiasmo que cerebro (y una preocupante tendencia a las malas decisiones), decidió salir de fiesta. Se disfrazó de pirata, como si aquel disfraz barato pudiera protegerlo de las desgracias de la vida. Con su parche en el ojo, un garfio de plástico y una botella de ron a medio terminar, Andrés se dirigió a una discoteca de moda en el cono norte. Ahí fue donde todo comenzó, o mejor dicho, donde todo se desmoronó de forma épica. La fies