jueves, 24 de julio de 2008

EL DISCURSO

Representa un verdadero honor para mi tomar la palabra en nombre de todos mis compañeros graduandos en esta noche tan especial. Es realmente complicado tratar de dirigirse a un grupo de personas con las que se han compartido importantes años de vida.

Hoy nos encontramos ante uno de los acontecimientos más trascendentales de nuestra existencia, un acontecimiento que constituye la materialización de muchos sueños, la consolidación de tantas esperanzas acariciadas durante los últimos años, la culminación de muchos esfuerzos y sacrificios de nuestra carrera universitaria

Durante todo este tiempo hemos crecido, no solo académicamente, sino por sobre todo, como seres humanos. Dudo que alguien pueda olvidar el momento de su ingreso a la universidad, o el nerviosismo de la primera clase, aunque no recuerden nada de ella

Hace algunos años, entramos a esta universidad y elegimos la carrera de arquitectura, desde entonces iniciamos un proceso de evolución y crecimiento constante reflejado en el cambio de nuestras expectativas de vida y el aprendizaje adquirido dentro y fuera de las aulas.

Y es que dentro de las aulas aprendimos muchas cosas, aprendimos que se pueden dibujar líneas rectas sin usar una regla, aprendimos que para diseñar se necesita escala, aprendimos a dibujar en computadora y a no depender de ella, aprendimos que el sol sale por un lado y se oculta en el otro, aprendimos que el día tiene mas de 24 horas y aprendimos que en realidad no sabíamos nada.

A veces aprendimos las mejores lecciones en los pasillos o en esas cotidianas conversaciones rumbo a clase, hacia la biblioteca o incluso de salida con nuestros amigos. Algunas veces el camino estuvo oscuro y quizá más de uno quiso renunciar y cambiarse de carrera, pero ninguno de nosotros lo hizo, logramos enfrentar y superar todas las dificultades que se nos presentaron a lo largo de este trayecto y hoy, que la nostalgia se apodera de nosotros, sin pensarlo, estamos aquí celebrando nuestra graduación

No puede evitarse, como dije hace un rato, sentir algo de nostalgia. Muchos recuerdos nos abordan en este momento, recuerdos que nos acompañarán por el resto de nuestras vidas. Algunos han encontrado entre los salones de clases el amor, otros se han ganado el respeto de sus compañeros, pero definitivamente todos y cada uno de nosotros ha dejado huella, no solo en la universidad, sino también en los demás.

El crecimiento económico y los aires de optimismo que abrigan nuestra realidad hacen que veamos el futuro con mucha ilusión.
Hay un mundo ahí afuera que está esperando por nosotros y abre infinidad de puertas a nuestro paso.

Hoy, dentro de un instante, nos habremos graduado, la universidad habrá quedado atrás y todos podremos ponernos a pensar sobre lo que han significado estos años, y a reflexionar sobre lo que nos espera a partir de este día. Sabemos que el camino puede ser duro a partir de ahora, y de hecho, lo va a ser. Pero podemos confiar en que la preparación que hemos recibido será la base de nuestros éxitos como profesionales y como seres humanos.

Sería mezquino decir que esta carrera la hemos hecho completamente solos, Es decir. No se puede dar un discurso de este tipo sin agradecer a algunas personas, de manera especial. Agradecer a todos los que han contribuido y han estado a nuestro lado apoyándonos de manera incondicional en cada etapa de la carrera

Creo hablar en nombre de todos los graduandos de esta promoción cuando digo que sin nuestras respectivas familias y el apoyo que nos han brindado, no hubiéramos llegado muy lejos en esta carrera de la vida. Ellos también deben haber sufrido los cansancios de nuestras amanecidas Ellos estuvieron ahí cuando ingresamos y están aquí hoy también. Sólo Dios sabe qué tan grande es la deuda que tenemos con ellos. De manera personal espero que lo que hemos hecho hasta ahora los haga sentirse orgullosos. Este momento debe ser solo el primero de muchos en los que poco a poco se vaya pagando todo lo que con esfuerzo, dedicación y sobre todo, con amor, nos han entregado. A todos ustedes debemos en gran medida encontrarnos aquí, de verdad, muchas gracias.

A nuestros amigos, los verdaderos amigos que sin pedirlo probaron su cariño y lealtad en los momentos más duros, en aquellos momentos en que tuvimos que luchar contra nosotros mismos para seguir adelante. Las conversaciones de madrugada, las risas y hasta las discusiones han creado un vínculo inquebrantable que nos mantendrá unidos de alguna manera, por el resto de nuestras vidas. Al igual que muchos de ustedes, tuve la fortuna de encontrar verdaderos amigos aquí, me llevo conmigo un sinnúmero de recuerdos valiosísimos y la certeza de que ellos al igual que yo, estaremos dispuestos a ayudarnos siempre.

A nuestros profesores, en todas y cada una de sus variantes. A aquellos profesores pacientes y preocupados por el aprendizaje de todos, gracias porque mientras íbamos haciéndonos más responsables e independientes nos dieron de su apoyo; a aquellos profesores menos pacientes: gracias por forzarnos a crecer y madurar; a aquellos profesores totalmente exigentes: gracias por buscar obtener lo mejor de nosotros y enseñarnos lo que somos capaces de hacer. Gracias a todos por dejarnos aprender de ustedes, por enseñarnos a tomar riesgos, a hacer de los temores oportunidades de crecer y sobre todo por ayudarnos a entender que para hacer grandes cosas primero hay que tener grandes sueños.

sEÑORES, hoy se va una generación impetuosa y trabajadora, de alumnos entregados que supieron hacer un derroche inteligente de energía y de talento, derroche que ha sido esencial para el crecimiento de todos y cada uno de nosotros.

Hoy egresamos y lo hacemos con la cabeza llena de motivos para trascender. Llena de motivos para seguir soñando.

Gracias.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

HOLA SEBASTIAN, NO TE CONOZCO MUCHO, PERO DESPUES DEL DISCURSO DE LA GRADUACIÓN ME DI CUENTA QUE ERAS EL MAS APROPIADO PARA HACERLO.
TE CUIDAS ARQUITECTO

Alex Eduardo dijo...

muy bueno!! para el libro ke espero algun dia publiques.
Saludos COlega

Anónimo dijo...

eres lo màximo